TERCERA EDAD

QUIROPRÁCTICA PARA LA TERCERA EDAD

La quiropráctica mejora la movilidad, el equilibrio y la estabilidad, reduciendo el riesgo de caídas.

Quiropráctica en la tercera edad

La manera en la que lleguemos a convertirnos en ancianos va a depender, en gran medida, de lo que hagamos durante nuestra vida y no únicamente de nuestra edad biológica. La forma de envejecer depende de múltiples factores como la herencia, los hábitos adquiridos, el estrés, la alimentación, etc.

Eso sí, hacerse mayor es un proceso normal de la vida que se caracteriza por modificaciones anatómicas, fisiológicas, neurológicas y psíquicas. Es normal, entonces, que al envejecer veamos mermada la movilidad, nos volvamos más lentos de reflejos, perdamos agilidad o tengamos déficits de memoria. Estas cosas, en definitiva, pueden llegar a afectar la vida cotidiana de nuestros mayores.

La quiropráctica puede mejorar, y mucho, la calidad de vida en la tercera edad. Entre otras cosas, por ejemplo, el ajuste vertebral ayuda a inervar de nuevo los músculos que se habían quedado inactivos o habían perdido grosor, gracias a la optimización del sistema nervioso.

 Y es que envejecer puede significar adquirir más experiencia de la vida en ausencia de dolor y enfermedad.

Que las personas mayores disfruten de una buena calidad de vida deja de ser una excepción con la quiropráctica.

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Beneficios de la quiropráctica para
la tercera edad

Aporta energía y vitalidad

Reducción del riesgo de caídas

Mejora la memoria y la concentración

Reduce el consumo de fármacos

Aumenta el equilibrio, la estabilidad y la coordinación

Alivia el dolor

Reduce la degeneración articular

Mejora la movilidad

Mejora la calidad del sueño

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