Eso sí, hacerse mayor es un proceso normal de la vida que se caracteriza por modificaciones anatómicas, fisiológicas, neurológicas y psíquicas. Es normal, entonces, que al envejecer veamos mermada la movilidad, nos volvamos más lentos de reflejos, perdamos agilidad o tengamos déficits de memoria. Estas cosas, en definitiva, pueden llegar a afectar la vida cotidiana de nuestros mayores.